Pensando En Ti.

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Y si fueses un instrumento musical ¿cuál de ellos serias?

- Pues pienso que… serias un Stradivarius. No hay instrumento más majestuoso y bello que el violín; Antonio Stradivari - el luthier - en Cremona, te hubiese gestado para mí. Aportando todo su talento, tan sólo para mí.
Hubiese utilizado la mejor madera de los Alpes, el mejor barniz de los cremoneses y la más perfecta técnica de los siglos. Eterna, insuperable, tan sólo para mí. Para que junto a mi cuerpo y mente, poder hacerte vibrar y vibrar contigo, ejecutando la más bella melodía que alguien hubiese anhelado solazarse. Tan sólo para mí y nuestro primor “momento de flexión”.
¿Alguna vez has tomado algún violín? ¿Haz ejecutado algunos acordes? Pues yo sí, a la edad de cinco años y hasta casi los seis, tomé clases del bello instrumento. Mi profesor formaba un quinteto de cuerdas que - entre otras - ejecutaba el Ave María en la Iglesia de Lourdes. Amablemente me facilitaba para practicar en mi casa, uno pequeño y un atril a mi medida. Me recuerdo en mi habitación la venta blanca llena de sol junto aquella caja mágica llena de colores y mundos por descubrir. Con el sólo hecho de tomarla en mis manos, apoyándola en mi mejilla, apretándola junto a mi hombro. Rozando sus cuerdas con las yemas de mis dedos. Mi pecho se fortalecía, mi espíritu se engrandecía imaginando los sonidos a desprender. Simples, torpes hasta desafinados, eran mis sonidos, que con amor y perseverancia tomaron brillo y forma. Deslizando suavemente el arco sobre las cuerdas dibujaba un ir y venir de tersura celestial y los sueños eran ondas sonoras. Me llevó tiempo, pero no mucho esfuerzo me era natural. Recuerdo que llegué a ejecutar los primeros acordes del Ave María ante un público muy selecto, lo hice para mi cumpleaños frente a toda mi familia. ¿Los seis? Deben haber sido mis seis años.
Recuerdo los ojos emocionados de mi papá y de mi abuela Agustina Anita. Ellos me amaban y yo los amaba tanto, tanto.... Cuando terminé esa sencilla ejecución hubo un segundo de silencio. Las miradas y las mentes de todos estaban fijadas en mí, un flujo de amor me recorrió todo el cuerpo. Y me di cuenta que los había emocionado y me emocionó profundamente aunque no supe manifestarlo ya que quedé paralizado. Luego hubo aplausos, besos y siguió la fiestita.
Pensé que lo había olvidado pero tú me hiciste recordar. Creo que me dio mucha felicidad vivir aquello, creo que también me dio miedo tanto amor, da miedo el amor. Que miedo tenemos al amor!
Quizás, una paradoja… AUNQUE SIGO PENSANDO, PENSANDO EN TI.

guzsergi_1998.

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